“Si las paredes hablaran…”, solemos decir aludiendo a un hipotético imposible. Bien, pues tendremos que cambiar de expresión. En esta página ya hemos hablado de Internet de las Cosas (IoT, de sus iniciales en inglés) como una de las tendencias tecnológicas emergentes que cambiará muchos de nuestros hábitos personales y de negocio. Se trata de que los objetos, dotados de diminutos sensores y gracias al desarrollo de la banda ancha móvil, sean capaces de recibir y transmitir información.
¿Para qué? Principalmente, para facilitarnos la vida. Traemos este magnífico artículo de Mariano Blejman en Página 12, un diario digital argentino. El autor nos abre los ojos para mostrarnos la infinidad de usos, aplicaciones y beneficios de IoT en innumerables facetas, actividades y negocios.
Uno de los escenarios donde claramente identificamos el valor de IoT son las smart cities (ciudades inteligentes), un concepto que viene a sentar las bases de los espacios urbanos del futuro. La gestión del tráfico, los niveles medioambientales, la red ferroviaria, la temperatura de los edificios o de la parada del autobús… podrán, y de hecho en muchos casos ya son controlados y optimizados a través de esta tecnología.
Pero el artículo va mucho más allá: la cafetera, la heladera, las zapatillas; localizar objetos que se nos pierden… y además podrán tomar decisiones: el despertador no nos urgirá levantarnos a la hora que le digamos, sino a la que él sabe que más nos conviene ese día. El CES (Consumer Electronic Show), celebrado recientemente en Las Vegas y una de las citas imprescindibles para la industria de la tecnología y la electrónica de consumo, ha sido este año marco de presentación de muchas de estas nuevas y ya no tan futuristas aplicaciones. En efecto, lo que nos contó Stanley Kubrick, sólo que en la vida real y en nuestro día a día.
Mario Blejman también nos ilustra sobre los antecedentes y los hechos sobre los que se sustenta IoT. Según la empresa de Comunicaciones Cisco Systems, en 2008 ya había más objetos conectados que personas en el planeta; en 2020 ya serán 50.000 millones. La instauración del protocolo IPv6, que amplía exponencialmente el número de direcciones de Internet disponibles –el actual, IPv4, se encuentra prácticamente saturado- propiciará esta conectividad global. Técnicamente, y en el actual estado de la tecnología, sólo los átomos no podrían tener una IP propia cada uno. Necesitarían compartir la conexión a Internet.
Cada vez conocemos, y las tenemos ya al alcance de la mano, más aplicaciones basadas en la tecnología de conexión de las cosas. Sí, lo que en tiempos fue el control remoto, pero infinitamente más potente, efectivo, versátil y universal. Por nuestra parte, lo que ofrecemos en Cloud Remote Control es tecnología para comunicar y comunicarse con los aparatos que ofrecen tratamientos estéticos, a fin de gestionar su funcionamiento, mejorar su rendimiento y cuidar mejor al paciente, esto es y no lo olvidemos, nuestro cliente que es el centro del todo. Internet de la Aparatología para facilitarnos el negocio y la vida. Nada más ni nada menos.
Txema Arnedo . Vicepresidente Ventas y Marketing Cloud Remote Control Technologies
Txema Arnedo . Vicepresidente Ventas y Marketing Cloud Remote Control Technologies
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